Y tú, ¿tienes alguna propuesta?



En nuestro mundo occidental, al que yo llamo globalizado, tengo la suerte de conocer a centenas de personas al mes. Mi trabajo en un banco de desarrollo me lleva a varios rincones de Colombia en donde todos estamos hablando de lo mismo, de la mejor manera de hacer las cosas. Estamos conectados por el anhelo de vivir y dejar vivir, incluso a la paz y a la belleza. También he leído dos veces la anterior frase y la sostengo.
Es en días como hoy, donde las carreras no existen y donde las calles de la ciudad aún no despiertan, domingo, cuando hago un repaso por el mundo, mirando tendencias sociales, ambientales, de innovación, e incluso y a mi pesar, hasta políticas. En este mundo conectado, en donde somos más los buenos, en donde nos emocionan las fotos, vídeos y canciones a las que accedemos por el uso de la tecnología y, en mi caso de varias redes sociales, encuentro lo mismo que en cada reunión, foro, seminario al que asisto, con personas reales, no virtuales. Ideas. Buenas ideas y pocas almas que confluyen para organizarlas.
Todos tenemos una propuesta de cómo mejorar nuestro entorno. Y todos lo contamos a gritos en los momentos menos oportunos, porque allí es donde no nos escuchan. Todos sabemos que comer de más, nos engorda, que cambiar el tono de voz, les enoja y que tirar un papel al suelo, sólo es uno más de los miles que ya hay ensuciando calles y alcantarillas.
Pocas veces critico destructivamente, porque odio y pataleo cuando me destruyen a punta de críticas. A veces, hasta lloro de impotencia. Cuando escribo y dejo constancia de mis ideas, procuro usar un lenguaje claro y ameno, que no hiera susceptibilidades. Más lo anterior no implica que mis ideas estén firmemente expuestas en mi quéhacer diario, real y virtual. Mis tableros personales, públicos también, anuncian mis ideas políticas, sociales, ambientales. Mi vida íntima, íntima es. No desconozco que la paso bien en conciertos, que me pongo disfraces en carnavales, que he llegado a disfrutar las corridas de toros y las hazañas de valientes y hermosos rejoneos. Aprendí de mi hermana que aquello que quiero mantener en privado ni siquiera se nombra.
Pocos proponemos. Y aun así, continuamos pensando que cómo hacerlo mejor. Para mi dieta, no tomo bebidas azucaradas, y si lo hago, no me peso en la báscula hasta 10 días después de haberlas eliminado por completo. Para las preocupaciones alrededor de la conservación de la biodiversidad, el cambio climático, la infraestructura sostenible, el agua, la agroindustria sostenible y la soberanía alimentaria, la innovación, ciencia y tecnología e incluso la cultura, armo tableros virtuales de acceso público y creo comunidades que conecto para investigación, empleo, intercambio de ideas y experiencias y, en ocasiones de recursos de cooperación reembolsables o no.
Participo en la vida política, por que todos somos seres urbanos y políticos. Todos, especialmente en nuestro derecho occidental, y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, tenemos derecho a un nombre a una nacionalidad y al reconocimiento de nuestra persona jurídica, como Ser. Participo en la vida política Nacional y local, porque tengo claro el papel que juega el Estado, el Departamento, el Municipio, y la Localidad en donde vivo. Tengo claros mis derechos como ciudadano, y también mis obligaciones.
Tengo mis muros abiertos al público por convencimiento. Sin agua, energía, alimentos y educación, no hay desarrollo. O no hay sociedad que pueda vivir en paz y armonía. Comparto el conocimiento que genero en mi aprendizaje laboral. Comparto las tendencias de mejores prácticas, comparto ofertas de cooperación, consultoría, asesoría, becas y demás. Asisto a encuentros privados de organizaciones de la sociedad civil con intereses sociales, ambientales y políticos similares a los míos. Construyo ciudad, construyo espacios de trabajo, construyo amistades. Construyo la vida que quiero vivir, no sólo el mundo que quiero dejarle a mis hijos.
Además de un sartal de críticas constructivas a mi idealismo, para que lo pensemos juntos, tú, ¿tienes alguna propuesta?
Publicado originalmente en mis artículos de Linkedin

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